jueves, 14 de mayo de 2015

Joaquín Campano

Océano

El sol acababa de salir por el sur. Se notaba como la luz empezaba a hacerse presente en el ambiente acuático. El océano estaba planchado. No había sonido alguno, era la combinación perfecta de paz y estabilidad.
Un cambio de rotación en la Tierra había provocado que el sol salga por el sur y se ponga por el norte, lo que había desencadenado incontables cambios definitivos para la vida humana tal y como se conocía allá por el año 2045. El astro luminoso había derretido casi por completo el continente Antártico, por lo tanto, el nivel del mar había aumentado considerablemente y las territorios emergidos habían quedado bajo el agua, a excepción de algunas altas cumbres.
El ser humano había evolucionado. Al verse rodeados de agua salada, se transformaron, mutaron, casi instantáneamente, en criaturas mitológicas acuáticas. La cola que tenían no superaba por más de unos centímetros a las que habían sido sus piernas.
No hacía falta decir más, el humano se había convertido en un ser acuático.
La vida bajo el océano era bastante agradable. La convivencia con los demás seres marinos había ido mejorando con los años. La tecnología, que había existido en tierra firme, era ya más rustica, como si se hubiese vuelto al siglo XIX. Sin embargo, una niña, o mejor dicho una “niña sirena” no estaba conforme con la vida en el mar (aunque ésta era la única vida que había conocido). Entonces casi rutinariamente subía a la superficie, donde allí la esperaba una pequeña canoa y una polilla que servía como animal de tiro.
Todos los días eran similares, la polilla llevaba a pasear a la niña y esta a cambio le traía los más exquisitos seres de las profundidades oceánicas, como por ejemplo, langostinos, camarones, pulpos y estrellas de mar.
La "niña sirena" se llamaba Hidrófila, un nombre muy común en esa época, ya que la sociedad era un tanto rígida y estructural, similar al siglo XIX. Cuando el mundo se tapó bajo el agua, todas personas que lograron evolucionar se reunieron en el centro del Océano Atlántico (por conveniencia de los occidentales). Era allí, a la altura del llamado "viejo Ecuador" donde se encontraba la megalópolis llamada "New Stage", abreviada NS. Existía el nombre en todos los idiomas (en español: "Nueva Etapa"), pero se trataba de regularizar el nombre en inglés, ya que seguía siendo un mundo donde Occidente y principalmente los antiguos Estados Unidos dominaban la escena y trataban de imponerse a los demás países.
                A Hidrófila le gustaba mucho navegar en la canoa cuando la azotaban las olas, pero lo que más le fascinaba era ver como la polilla se desplazaba por el aire agitando velozmente las alas que eran frágiles como el caviar y fuertes como la mordida de un marrajo. Ella observaba al gran insecto (que también había evolucionado, pero este en cuanto a tamaño) con una mirada de admiración. A veces Hidrófila trataba de volar, agitando muy fuerte sus brazos hasta que dolían, y en ese momento se frustraba y no volvía a intentarlo por varios días.
-         Debe ser una experiencia genial volar, ¿no? - exclamó la niña, mirando el cielo y luego dirigiéndose al insecto.
No hubo respuesta.
-          Bah!, quizás para vos no, ya que te pasas todo el día volando de acá para allá.- dijo Hidrófila sin expectativa de respuesta. Esta vez la polilla solo se limitó a mirarla con su ojo derecho.
Durante el resto del paseo, no se dijo mas nada.
Esa misma noche la sirena le comentó a su abuelo su intención de volar y de escapar de ese mundo acuático que tanto la agobiaba. Él le contó entonces como era su vida en tierra firme.
-          Nosotros íbamos solo un rato al mar, en verano y a la mañana. Nunca pensamos que viviríamos en él.- comentó el abuelo en un momento.
Días más tarde durante el paseo, la niña divisó una isla. Cuando llegaron, ella se dio cuenta de la vida que, allí,  existía, toda clase de aves e insectos. Después de horas de riguroso estudio de su vuelo, ella pensó en fabricar unas alas, con plumas de pájaros y cera de abejas. Y así lo hizo.
Dicen que a cierta altura caer en agua es como caer en concreto.
Es paradójico que el único tema al que esta niña no prestó atención en clase, haya sido el que le quitó la vida.

12 comentarios:

  1. Me gustó como en el relato se explican los hechos sobre extraordinarios, y como a la niña sirena esto de vivir en el agua la agobiaba es por ello que busca otro tipo de vida en las cuales sus intenciones eran las poder volar y escapar en el mundo acuático en el que vivía, en lo cual es esto lo
    que termina marcando su final ya que ella termina muriendo.
    Gisela Meneces

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  2. Me gusto mucho el universo en el que es narrada la historia. El suceso catastrófico del cambio en la rotación de la tierra me llamo la atención. Me pareció que termino de forma apurada, se podía desarrollar más pero se ve que te ibas a extender mucho y existía un límite. Estaría bueno que lo escribas de vuelta pero sin ese límite, para leerlo digo. Me gusto mucho. Juan Costa Viaggio

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  3. Me encantó, el contexto sobre todo. La forma en la que el mundo quedó sumergido bajo el agua me pareció genial. El final no me gustó, me pareció muy rápido y narrado un poco raro.
    Camila Costa

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  4. Me encantó el comienzo y todos los datos que das sobre el cambio en la tierra, muy exactos. El final me parece perfecto. El cuento, en general, es muy visual y tiene un estilo muy particular. El ambiente y el contexto resultan verosímiles y la historia es llevadera. Me gustó mucho, te felicito querido.
    Lola López

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  5. Joaquín: una idea creativa para un buen cuento que, con un poco más de trabajo, podría ser excelente. Al inventar este futuro, se hace necesario mostrarlo (no explicarlo) con imágenes concretas. La comparación con el siglo XIX resulta insuficiente y redundante, tanto como la aclaración al español. Por el contrario, la niña y la polilla son personajes sumamente encantadores a los que podrías dedicarles descripciones que nos permitan verlos más nítidamente.
    No convence que Hidrófila tenga un abuelo que haya vivido antes de la mutación, ya que el comienzo sugiere que pasado y presente están muy distantes. ¿Por qué no cuentos que han ido pasando de generación en generación, la mitología de este mundo? Me encantó que reescribieras el mito de Ícaro; desde aquí, creo que la idea anterior cobra más lógica para fortalecer el verosímil.
    ¡Muy buen trabajo!
    Nota: 8

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  7. esta bueno como esta narrado el cuento, te atrapa rapido y te hace querer leerlo, me gusta el personaje de la poliila, como no le contesta a la niña cuando le hace preguntas me da curiosidad de lo que seria hablar con ella. como dijeron otros el final es muy repentino, de todas formas me gusto mucho
    julian dos santos

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  9. A mi me gustó el final, la forma en la que ella se sentía tan segura y contenta de volar y que en una oración termine la historia trágicamente. Me gustó mucho tu narración. Me parecieron innecesarios los datos sobre el lugar físico en el que estaban.
    Camila Corral

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  10. Me pareció muy interesante las descripciones que realizaste en el cuento sobre los cambios que sufrió la Tierra o cuando describías el movimiento que realizaba la polilla . La historia me gustó mucho.

    Tomás Barbajelata

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  11. Me pareció muy interesante las descripciones que realizaste en el cuento sobre los cambios que sufrió la Tierra o cuando describías el movimiento que realizaba la polilla . La historia me gustó mucho.

    Tomás Barbajelata

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  12. El final me pareció excelente al igual que el cuento en general. La descripción de por qué el mundo se encontraba de esa forma no me pareció innecesaria, creo que complementa la historia que quizá sería simple si se quitara. Además, está bien explicada, detallada y es verosímil. Quizás, sí sería interesante que se describiera un poco más a los protagonistas.

    Ludmila Corvalán

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