Con cada lectura compartimos el producto de la imaginación
de un escritor. Cortázar nos hace jugar dentro de sus mundos, que proponen otro
orden o desorden, que nos hacen cruzar al
lado de lo inesperado por la grieta de una palabra, un puente, una calle
o un ascensor. Leerlo fue un desafío del
que las voces dan cuenta con sensibilidad, ternura, desconcierto, sorpresa, inteligencia. Ojalá
esta haya sido una obligación que disfrutaran y ahora, que ya no tienen que
leerlo, lo lean porque sí, de puras ganas de jugar.
¡Buen trabajo!
YAPA: