Y el mar estaba más vivo
En un momento había sido feliz, no fue hace mucho. Los cuatro integrantes de su familia habían salido de viaje por primera vez y ella estaba muy emocionada. Se quedarían en una casa orillas del mar que habían alquilado para un mes.
Desde muy pequeña, su papá le contaba cuentos de piratas y marinos que se enfrentaban y de
sirenas, estas eran sus favoritas, amaba que nadaran todo el día y que hablaran con todas las criaturas marinas. Estaba fascinada con el mar y dibujaba solo la costa, a los peces y a las sirenas.
Ese verano su sueño de conocer la playa se iba a cumplir.
Llegaron en una tarde cálida de enero, no sabían que pasarían allí las dos semanas más soleadas de todo el verano. Su hermano, menor por dos años, se había dormido durante el viaje, entonces, ella salió a caminar con su papá. La costa era más hermosa de lo que había imaginado, la arena dorada se oscurecía si estaba mojada y el cielo celeste se mezclaba con el mar. Mientras pasaban cerca de un muelle, se preguntó si era feliz, sin duda lo era. Quería mucho a su hermano, a sus padres y estaba en el lugar de sus sueños. En ese momento él la alzó y ella rió muy fuerte, estaba muy contenta y quería que esas vacaciones no terminaran nunca; no sabía que terminarían antes de lo esperado.
En las mañanas conseguían caracoles. Cuando salió por primera vez a buscarlos con su hermano y su papá, llevó una caja del trabajo de su madre. Encontró un caparazón gigante, más grande de los que había visto antes, se los mostró, orgullosa de su descubrimiento; su papá lo agarró, se lo puso cerca del oído y le contó que si escuchaba dentro de la caracola escucharía siempre los sonidos del mar, ella pensó que oiría alguna sirena, pero no escuchó más que olas. Igualmente la guardó en la caja de los tesoros, como el niño la había nombrado.
Por las tardes jugaba en el mar con su hermano. Él era un cangrejo, ella una sirena. Pasaban hasta el ocaso en el agua y se divertían, el niño quería ser un pirata, pero según ella, todavía era chico para ese papel. Al volver, su madre la retaba, porque no podía llevarse ella sola a su hermano a nadar. Un día decidió probar que se equivocaba.
Era muy temprano, recién empezaba la última mañana de las vacaciones. Despertó a su hermano, quien dormía a su lado, prometiéndole que esta vez podía ser un pirata, con eso lo convenció para salir. Hicieron silencio para no despertar a sus padres.
Llegaron, tendieron una manta y se metieron al mar, su hermano se zambulló, pero apenas sus pies tocaron el agua escuchó la voz de su madre, estaba enojada, salió corriendo del agua,
guardaron la manta y ambas volvieron a casa, recibió un sermón larguísimo y luego los padres
fueron a buscar al niño, pensaban que seguía durmiendo, pero no estaba en su cama,
volvieron desesperados a preguntarle a su hija, quien respondió que estaban jugando, que él
quería ser un pirata y se había metido al agua. Corrieron hacia la playa.
No lo encontraron, pasaron días y la esperanza de volverlo a ver era cada vez menor.
Volvieron a la ciudad, ya no como una familia, luego de meses de peleas, terminaron siendo sólo dos. Su madre de un día para otro se había ido, sus cosas también; al igual que las fotos y la ropa de su hermano hace mucho ya no estaban en la casa.Luego de años, ella no era feliz, no volvería a ver el mar y no tenía una familia.
Pero, después recordó que podía escuchar los sonidos del mar. Alcanzó la caja de tesoros, ya llena de polvo, tomó la caracola y entre las olas, una voz infantil le preguntó si ya podía ser un pirata.
Me gusto la idea del cuento. Por momentos me pareció rara la forma en que lo escribiste. Tambien puede ser el argumento de un cortometraje, ese final me gusto mucho.
ResponderEliminarJuan Costa Viaggio
Camila: escribís un buen relato, que podría ser excelente si tenés tiempo y ganas de volver sobre él, ya que habría que elaborar un poco más el tono de voz de la narrador y el modo en que se encadenan los hechos: el recuerdo doloroso que cuenta años después te permite intercalar las breves anticipaciones (muy bien usadas) sin embargo te exige repensar qué hechos son relevantes, qué detalles, qué descripciones merecen una elaboración más nítida. Podrías profundizar el vínculo con la madre, que la lleva a desafiarla y provocar la tragedia involuntariamente. No sé si fue consciente, pero hay algo que se insinúa en no sentirse tan querida por ella, que ¿prefiere al varón?
ResponderEliminarEl final es muy bueno. Coincido con Juan: podría ser un buen corto.
Rever uso de tiempos verbales, puntuación y construcción de párrafos.
¡Buen trabajo!
Nota: 7
me gusto mucho, podrias describir mas a los personajes, la edad por ejemplo, a mi me gustaria, el final impacta mucho, esta muy copado
ResponderEliminarjulian dos santos
me gusto mucho, podrias describir mas a los personajes, la edad por ejemplo, a mi me gustaria, el final impacta mucho, esta muy copado
ResponderEliminarjulian dos santos
Me gustó mucho el cuento. Es conmovedor el final de la niña escuchando en la caracola a su hermanito que aún sueña con ser pirata. Creo que ella prioriza los buenos recuerdos antes que los malos, al no dejar que esa tragedia nuble ese tan soleado verano.
ResponderEliminarNoelia Maciel
Esta muy bueno el cuento. Para mi logra involucrarte en el relato y que ese final trágico te llegue, sin ser predecible
ResponderEliminarAgustina Yapor
Me pareció muy buena la forma en la que narraste la historia.
ResponderEliminarY tanto la idea como el final del cuento me gustaron.
Tomás Barbajelata
Me pareció muy buena la forma en la que narraste la historia.
ResponderEliminarY tanto la idea como el final del cuento me gustaron.
Tomás Barbajelata