miércoles, 15 de julio de 2015

Análisis de "Carta a una Señorita en París". Noelia Maciel, Gisela Meneces, Ludmila Corvalán

Es un cuento fantástico, ya que se desarrolla en un marco totalmente familiar al mundo real, pero se presenta un hecho que rompe con la lógica.
 Hay dos tipos de narradores: en la primera parte de la carta, el narrador tiene una focalización interna ya que forma parte de la historia y participa en ella, adoptando la perspectiva de protagonista. Luego del espacio en blanco, el narrador pasa a ser testigo, narrando sobre los conejos; al alternar dos focos se dice que tiene una focalización variable.
 El protagonista es un hombre que no tiene un lugar fijo para vivir. Le gusta mantener el orden, pero esto no se le hace posible por la presencia de los conejos. Le angustia llegar a un lugar completamente ordenado por saber cómo sería su vida allí; el conejo vomitado entre el primer y segundo piso, tan sólo dos días después de haber sido vomitado el último, fue el que anunció su destino en el departamento de la calle Suipacha. Se presenta un paralelismo entre el emisor de la carta y la receptora. Mientras que la señorita está en París donde es primavera, él se encuentra en Buenos Aires, donde es otoño. Ella, además, mantiene un orden estricto en su departamento, cosa que el protagonista asocia con una vida maravillosamente bella, lo contrario a la suya, al no poder mantener el orden con el cual está obsesionado.
Al notar la ruptura en el ciclo de los conejitos, se ve aturdido por la culpa del qué podría llegar a pasar en ese orden cerrado, por lo que decide matar a las criaturas ni bien nazcan. Serían cuatro meses viviendo allí, es decir, cuatro conejitos y cuatro cucharadas de alcohol. Sin embargo, al intentarlo, no fue capaz de quitarle la vida a ese lindo y pequeño ser que estaba contento y bullía. Esa misma noche vomitó un conejito negro, dos noches más tarde uno blanco, y luego de otras dos, uno gris. Aquí se puede apreciar cómo Cortázar utiliza la duplicación del número dos, que representa además las distintas oposiciones y la ambigüedad que suele presentar en sus cuentos. Estos opuestos se pueden divisar con la comparación entre el día y la noche: el día de los conejos es la noche del protagonista y viceversa. Mientras él trabaja ellos duermen en el armario; a la noche ellos salen de éste y comienzan su día: se alimentan y juegan. La ambigüedad se expresa a la hora de poder entender el relato de varias maneras, siendo un cuento fantástico, se podría llegar a  interpretar como que el protagonista realmente vomita conejitos, o quizás que este hecho es una excusa por haber destruído la casa denotando signos de locura en el personaje, más no dando certeza de esto, y muchas otras, haciendo vacilar al lector entre las múltiples lecturas posibles, haciéndolo ir de una a otra hasta finalmente convencerse por una, la que más sustento tenga en el relato.
  Con el paso del tiempo, se logra ver no sólo por su apariencia, sino también por su conducta y la intranquilidad del relator, la contrariedad entre los conejitos y los conejos ya crecidos. Al ser recién nacidos se los ve lindos, perfectos, callados, obedientes por lo que el protagonista les tiene cierto cariño, paciencia y ternura, pero al crecer, se vuelven una molestia con las que ya no puede lidiar, sus ojos se vuelven salvajes, sus pelos largos, se encaprichan, desobedecen, hacen ruido, comienzan a hacer destrozos que él limpia; pero al ser diez, cree que está todo controlado.
  El verdadero problema para él, desencadenante de su intranquilidad, es el onceavo conejo. Aquí, el autor hace un desdoblamiento, separando claramente el orden del desorden, el antes del ahora, los conejitos de los conejos, los diez conejos de los once, el principio de la carta del final. Utiliza como puente un espacio en blanco en la hoja, omitiendo el momento concreto del último nacimiento al igual que los demás a partir del quinto.
  Esta última criatura, marca la decisión final del protagonista, que decide acabar con la desdicha de ya no poder seguir disculpándose ni arreglando la hecatombe. Aparece el desinterés, la osadía de salpicar 11 conejos en los adoquines y dejar un cuerpo que llamará más la atención y deberá ser recogido antes de que pasen los primeros colegiales.

Análisis de ''Carta a una señorita en París'', Lazo, Costa Viaggio, Campano

Carta a una señorita en París
Análisis literario
Como el título lo indica se trata de una carta, esta es un instrumento clave, ya que influye tanto en la historia como en el personaje. la carta es escrita por el personaje principal que narra la historia, este es un narrador protagonista, en  primera persona y luego un narrador testigo, ya que los conejitos se vuelven los protagonistas. Este le escribe una carta a una señorita llamada Andreé que se encuentra de visita en París mientras él ocupa temporalmente su departamento de la calle Suipacha en Buenos Aires. Los hechos son narrados de forma cronológica, por lo tanto es narrado de forma lineal.
Personaje principal
- El escritor de la carta, quien en todo el cuento nunca se conoce su nombre.
Personajes secundarios
-  Andreé: Es la receptora de la carta. Se encuentra en París.
          -   Sara: Es la mucama, Encargada de cuidar la casa de Andreé.
          -  Señora de Molina: Es a quien el escritor le regala los conejos una vez que estos crecieron.

El remitente de la carta, mientras llega al apartamento de la señorita, vomita un conejito blanco y muy pequeño. Este es un elemento fantástico, que irrumpe esa cotidianidad, o esa vida que puede ser de cualquiera, y llega de manera tan natural, que parece verosímil.
La carta se interrumpe, por cuestiones laborales, y en ese período ocurre un hecho que cambia la historia. Se conoce la finalidad de la “primera parte de la carta”, la que es escrita antes de la interrupción, cuando sólo eran 10 conejitos, avisarle a Andreé de ellos y sus travesuras, y absolverse de toda culpa, porque le explica detalladamente el cuidado que ha tenido en reparar y evitar los desastres, pero la “segunda parte de la carta”, la desesperación ha tomado al hombre, con la llegada de un onceavo conejo, y el tamaño de los otros diez, se cruza el límite de la aceptación y se entra en el deseo de acabar con ellos y con su situación, la carta toma un tono determinante, para terminar con un suicidio, por ello es que la segunda parte, se transforma en una carta suicida.
El hecho de que el protagonista vomite un conejito provoca un sentimiento de ambigüedad. El acontecimiento fantástico, en una narración, no responde a ninguna de las leyes de este mundo ni de ningún otro, por lo que se vuelve inexplicable, lo que a su vez provoca una vacilación en el lector. El hecho fantástico sorprende al lector, pero no al personaje ya que este vomita conejos hace mucho tiempo. La duda es un elemento fundamental en lo fantástico, ya que el lector llega a dudar del orden de lo racional y natural.
Los hechos ocurren en espacios cerrados. El departamento para el protagonista es “un ambiente ajeno, propiedad de una persona ausente y lejana”. Y con lejana no solo se refiere a que se encuentra físicamente a kilómetros de distancia, sino también a que Andreé es inalcanzable para él, ya que pertenece a una clase social más alta y refinada.
Hay una relación adentro-afuera entre el cuerpo del protagonista y los conejos, ya que se podría entender (dentro de las variantes) que lo que vomita son sus sentimientos reprimidos, la ira, la angustia, o quizás solo el asunto de trabajo-creatividad. Tal es así que hay una relación similar entre el departamento y la vereda. Él encontrándose ‘’encerrado o reprimido” por el inmueble, decide liberarse, terminando con su vida y con su supuesta causa de sufrimiento, los conejos.
Todas las cosas y objetos de la casa que él no puede tocar lo oprimen de alguna forma:
“(…) Y yo no puedo acercar los dedos a un libro, ceñir apenas el cono de luz de una lámpara, destapar la caja de música, sin que un sentimiento de ultraje y desafío me pase por los ojos como un bando de gorriones.”
Fuera del departamento, está su trabajo, la OFICINA: “(…) cubierta de gritos, órdenes, máquinas Royal, vicepresidentes y mimeógrafos.”
Se puede decir que los conejos quiebran o alteran el orden del departamento y del mundo; también corrompen el tiempo, cambiando el día por la noche.
“Su día principia a esa hora que sigue a la cena, cuando Sara (…) se encierra en su cuarto y de pronto estoy yo solo, solo con el armario condenado, solo con mi deber y mi tristeza. (…) No sé cómo resisto, Andreé.”
Sin embargo, el problema no son los conejos sino él mismo. Lo mismo sucede con su extrañeza con el departamento, algo así como que ‘’él no encaja”. Este se encuentra resignado, ya que es más fácil culpar a los conejitos, que aceptar su problema interno.
Juegan y hasta destruyen los objetos de valor, como libros y pinturas, por lo cual el protagonista no tiene ni siquiera tiempo para ocuparse de sus cosas, ya que debe arreglar lo que los animales han dejado roto.
El protagonista, luego de una lucha constante, se resigna a combatir su problema. Al acrecentarse este conflicto interno del personaje, este toma la decisión de quitarse la vida y la de los conejitos arrojándose desde el balcón de Suipacha lleno de alba.

martes, 14 de julio de 2015

Análisis de "Circe"- Milena Insua, Lola López y Lucía Estevez

Circe

-Origen del nombre: Circe es un personaje de una de las novelas de Homero. Este personaje era el de una mujer diosa y hechicera que vivía en la isla de Eea, transformaba a sus enemigos en animales y luego los comía.

Este es un cuento fantástico. Durante el relato se presentan indicios que logran generar la ambigüedad.
Se notan dos miradas, una externa, de su familia y los vecinos, que acusa a Delia como culpable y otra contraria a esta, en la que Mario nota lo mejor de ella haciéndola parecer inocente.

-Personajes:

Delia: Se nota como una mujer inocente, según Mario, pero ella es como uno de sus bombones, por fuera es tentadora, seductora y dulce, pero por dentro, al contrario ella es una cucaracha. Toda esa cobertura puede ser una mentira para Mario. Tiene un poder particular frente a los animales, ellos la buscan, algunos le temen pero con un suave movimiento de la mano de Delia ellos se acercan y dejan ser acariciados. Las mariposas se posan en su pelo.

Mario: Es un hombre ciego en la oscuridad del saber. Es más jóven que Delia No tiene conciencia de nada acerca de ella, cada vez que está más cerca menos logra verla. Hasta que en un momento la luz se prende y ve la terrible verdad sobre Delia.

Los Mañara: Son la familia de Delia. Ellos no aprueban a su hija y le temen. Se alegran cuando Mario lleva a Delia fuera de la casa.

Madre Celeste y tía Bebé: Son la familia de Mario, hablan mal de Delia y desconfían de ella.

-Narrador:
En el cuento se pueden notar dos tipos de narradores que se van rotando a lo largo de la historia, el primero, un narrador deficiente que relata los hechos únicamente desde lo que ve, siente y piensa Mario. El segundo, se puede identificar que en el momento que transcurre la historia era un niño de 12 años, ajeno a la familia de Delia, pero tal vez no a la familia de Mario y que ahora ya cuenta la historia de adulto. Admite la posibilidad de olvidos o equívocos por falsedades mínimas.


-Espacio:
Barrios de Almagro y Once, también recorren zonas linderas a estos como Palermo y Rivadavia. (Ciudad de Buenos Aires)

-Tiempo:
Transcurre en los años 20’, esto se puede identificar cuando habla de la llegada de la pelea de Firpo y Dempsey (1923) y cuando se habla del calor de diciembre típico de los veintitantos.

-Indicios:

Antes del cuento hay una estrofa de un poema que ya nos introduce a la relación que tienen los dos personajes principales y cómo esta mujer es quien lo lleva a su propia perdición.

Las dos miradas que hay sobre Delia son las que nos presentan la ambigüedad que se mantiene a lo largo de toda la historia, es o no es una asesina?

Los bombones son reflejo de Delia, por fuera dulces y tentadores, y por dentro llenos de mortal veneno.
Los vecinos y las familias con sus agudos chismes y comentarios sobre ella, la presentan como culpable de la muerte de sus dos últimos novios. Existe esta posibilidad, ya que Rolo, el primer novio, padecía problemas cardíacos y los licores que Delia solía disfrutar preparándolos y compartiendolos con sus cercanos pueden haber sido dañinos al estado tan delicado que este padecía. Según declaraciones, la muerte del segundo novio, Héctor, sólo pudo ser causada por una honda de desesperación, de la que todos adjudican a Delia como causante, la víctima pudo haber descifrado la personalidad oculta de su novia y esto lo puedo haber impulsado al suicidio, pero no hay mayor argumento para apoyar esta teoría. Los Mañara la conocen y vagamente quieren advertir a Mario de ella, no obstante, esto se pone en conflicto con su deseo de que Delia se aleje de ellos.

El gato con astillas en los ojos es clave para el cambio de actitud de Mario hacia ella, ya no confía más en ella

Análisis de “Circe” de Julio Cortázar. Camila Ferrera y Julian dos Santos


“Circe” de Julio Cortázar, es un cuento fantástico -comienza la historia como un cuento realista pero luego se va enrareciendo hasta que ocurre un hecho sobrenatural, el cual no tiene explicación racional o lógica, lo que produce vacilación en el lector. En el caso de este cuento, un hecho sobrenatural sería por ejemplo cuando se dice que se le clavan astillas en los ojos a un gato.
A lo largo de la historia se presentan ambigüedades que hacen que se puedan tomar varios caminos al analizar el cuento, en el cual, en su mayor parte, los hechos “por dentro” se ven de un modo y “por fuera” de otro.
La protagonista es una muchacha de veintidós años llamada Delia Mañara, que posee un aspecto angelical; es rubia y de tez muy blanca. Los vecinos de su barrio dicen que es un demonio. En esta ambigüedad se presentan dos opuestos que contrastan llamativamente, un ángel y un demonio, el blanco y el negro, dos caras distintas.
Delia tenía un novio llamado Mario, el cual como estaba enamorado, no podía ver de verdad a Delia y a sus extrañas actitudes, como hacían la familia Mañara  y los vecinos. El deseo por tener a Delia lo ciega y no logra pensar con claridad. Cuando Mario está viendo un pez que está en la sala de la casa de Delia, sólo puede ver la mitad de él, sólo un ojo del animal, igual que con Delia, sólo puede ver una parte de ella, el afuera, mientras que el adentro no, ya que esta anulado por la ceguera del amor.
El título del cuento hace referencia a Circe, una diosa de la mitología griega que era capaz de convertir a los humanos en animales, los mismos seguían conservando la razón y sabían que habían sido víctimas de ella. Esta relación -la protagonista con la diosa-, se observa por ejemplo cuando una vez Delia acaricia un perro y éste se ahuyenta, pero al llamarlo nuevamente, el animal regresa hacia ella manso y tranquilo. Tal vez, este perro fue su víctima. En el texto se hace referencia a su extraña relación con los animales: “un gato seguía a Delia, no se sabía si era cariño o dominación”.
En el cuanto hay un anagrama presente en el apellido “Mañara” ya que se puede observar un juego de palabras, por un lado “araña” (la cual teje trampas en la vida cotidiana) y por el otro lado, “maraña” (enreda y entrecruza hilos –en el cuento víctimas- de manera que no puedan separarse).
Circe atraía a los hombres por, además de su belleza, los manjares que hacía, preparaba distintos licores y bombones, los cuales les daba de probar a Mario, y también a sus novios anteriores, Rolo y Héctor, que murieron por un síncope y un suicidio respectivamente.
Los padres de Delia no probaban los licores y revisaban con mucha atención los bombones antes de comerlos. Desconfiaban mucho de su hija y cuando al final del cuento Mario descubre que en el bombón que estaba comiendo había una cucaracha y trata de ahorcar a Delia, ellos no acuden en su defensa.
Mario se dio cuenta de las cucarachas en los bombones, cuando una noche encendió la luz de la cocina (al encender la luz, podemos interpretar que además encendió la luz de su conciencia) y notó varias cucarachas huyendo por debajo de las baldosas de la cocina.
En la historia podemos deducir la presencia de dos narradores, uno puede ser un vecino muy chismoso que espía a la familia Mañara, porque cuenta la historia como un observador, pero a la hora de estar dentro de la casa de Delia, nos preguntamos ¿Cómo cuenta lo que sucede dentro de la casa?, entonces se intuye un narrador deficiente, ya que no sabe lo que piensan y sienten los personajes, sólo observa.
Con respecto al espacio en donde transcurre el cuento, es en Buenos Aires, se nombran los barrios de Almagro y Once, la mayoría de la historia transcurre dentro de la casa de Delia, donde ella prepara sus manjares. El tiempo es aproximado a la década de mil novecientos treinta.

Para resumir un poco, podríamos decir que la historia en sí se plantea como un tejido de arañas, sólo que en vez de con telarañas, con chismes de los vecinos, los cuales no se dan a conocer y siempre queda en duda la verosimilitud de los hechos narrados.