viernes, 15 de mayo de 2015

Lola López

                                                                              Galanteo egoísta



Querernos, odiarnos, convivir. Amarnos de forma repentina para considerarnos estúpidos a los pocos minutos. Pensar que sabemos, creer que pensamos. Dificultades cerebrales y terribles accidentes. Y cuando preguntes porque te quiero voy a contestar primero. ¡Quiero saber lo que significa! Y cuando, consternado, sigas con las dudas voy a asegurarte que no tiene nada que ver con vos, no te preocupes. Te amo porque la curiosidad y las ganas me ganan. Volar es tan simple como parece y vos te mantenés solo de prejuicios. Desconsiderada. Las bicicletas son el motor de mi vida. Mi fascinación por volar comenzó cuando mis padres me dijeron que debía dejar de comer tanto. ¿Cómo matar ese tiempo? Ahí entendí, el tiempo no se mata. Desempolvé la bici y sobrevolé Buenos Aires. Empecé despacito, por supuesto. No es cuestión de caer. Y de a poquito fui subiendo cada vez más. Avanzando un poco y empezando de cero al día siguiente. Ni que fuera tan difícil. Es un círculo. Mis  pies me llevan y yo los alimento con nubes y ríos. Donde vayan iré. Deberías probar, tratar de ver lo que hay y observar lo que no existe. Porque todas esas  paparruchadas de lo esencial y lo invisible no me convencen. Lo que está lo veo, y lo que no lo imagino. Y hay mucho. Tanto que las vidas no alcanzan, y ahí comienza el apuro. ¡Hay que ver todo! ¡Probar los olores, sentir los sonidos, escuchar los sabores! Apuro constante, cerebro rápido. ¡Pará! ¡Parame! Ser dos no es ventaja. Me siento como muchos, pedaleo como miles. Y me pido: subí a la bici y sentí el vientito en la cara. La velocidad no es necesaria y el humo del colectivo no importa tanto. Los pies se enredan en si mismos. El mundo se vuelve manchas a los costados, un par de segundos y ¡paf! Ascendés. Conoces las nubes y no se necesita todo. El celeste es la medida justa de felicidad. Izá las velas, recostate, pensá. Los árboles están en si mismos, siempre. Crecen en ellos y nunca se alejan de su centro. Son simpáticos, siempre que les invito un mate me dan galletitas y todo. Me olvidaba ¡los acróbatas! Sus mentes están por completo en los cuerpos. Giran, casi que vuelan, y sin  bicicleta. Los puentes, mundos colgantes sobre el mundo. Todo eso pensás. Todos los que están en mi lo pensamos. Disfrutamos de tanta nube y poco sol. Tardecitas de bicicleta y vientos helados.

5 comentarios:

  1. Me encantó, lo tuve que leer varias veces porque me perdía en las imágenes que creaste durante el cuento. La palabra paparruchada es la mejor que leí en toda mi vida.
    Sentí que estaba leyendo un cuento infantil la primera vez, la segunda empecé a encontrar cositas que la vez anterior se me pasaron desapercibidas. Me gustó mucho, frases como "...probar los olores, sentir los sonidos, esuchar los sabores..." me dejaron un rato pensando en cómo sería si eso fuera así, si en vez de probar una comida la escucharas. Me gustó mucho
    Milena Insua Szulman

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  2. La dinámica que tiene la historia, el ritmo rápido, cambiante, vivo, me refrescan. Resalto la parte en la que se describe cómo se ve el mundo encima de la bicicleta, desde estar elevado en el aire, es la parte que más me gustó.
    "Lo que está lo veo, y lo que no lo imagino. Y hay mucho. Tanto que las vidas no alcanzan, y ahí comienza el apuro" esta frase demuestra, según mi mirada, como uno si está feliz y disfruta, tiene ganas de todo. De conocer, de oler, de escuchar, de ver, de imaginar, de vivir.

    Camila Vaccarini

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  3. me gusta cuantas cosas escritas das para quedarse pensado, hay que leerlo con cuidado para no pasar desapercibidas algunas cosas del cuento, la forma de como esta relatado es muy original.

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  4. Lola: a diferencia de lo que solemos escribir la mayoría de nosotros, tu texto no pone el acento en la historia sino en el discurso, al que vas tejiendo con hábiles manos de acróbata y una mirada que no le teme al vértigo y al riesgo. Las palabras no caen sobre el papel, suben en el aire que levanta el vuelo de bicicleta en galanteo con el lenguaje.
    Original y distinto, distante de la consigna, desobediente a tu estilo y me encantó.
    Nota: 10

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  5. Desde el comienzo me atrapó completamente. La manera en la que está relatado me parece fascinante y cautivadora. Se puede imaginar perfectamente el mundo que se crea y describe. Sinceramente, tuve que leerlo un par de veces para comenzar a comprenderlo totalmente. Me encantó.

    Ludmila Corvalán

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