Los Pájaros de Lemb
Desde muy pequeño tengo el recuerdo de mi abuelo contándome historias.
Historias que disfrutaba oír y nunca voy a olvidar. Fui criado por mi abuelo,
el gran Yredik. El más viejo y sabio de toda la colonia. Casi no conocí a mis
padres, ellos se fueron de este mundo cuando apenas era un niño. Solo tengo
unos pocos recuerdos de ellos, en estos veo a mi padre enseñándome a observar
las aves; a llamarlas para que así se acerquen a mí, a mi madre enseñándome a
nutrirme del agua que cae del cielo. Aunque no los haya conocido del todo, los
amo y las experiencias que viví con ellos son las historias que les cuento a
ustedes, mis hijos.
Crecí en la colonia
de Pinacecae, un valle rodeado por ríos donde
la lluvia es generosa. Según mi abuelo nuestra sociedad no estuvo siempre dividida
en colonias. Antes todos éramos uno. Hace no más de doscientos anillos los
nuestros vivían en paz, sin miedo del ser que mi abuelo hacía llamar “Hombres”.
Antes éramos miles de millones y ahora solo somos cientos de miles, dispersos
entre los cinco continentes. Eso sí, estábamos bien comunicados. Como ahora, cada
colonia tiene una familia encargada del adiestramiento de los Pájaros de Lemb,
aves especialmente entrenadas para recorrer grandes distancias en poco tiempo.
Estos pájaros enviaban mensajes de colonia en colonia, informando a cada líder sobre
la situación de los demás compañeros. Yo, como ustedes, somos miembros de la
familia Cedrus, encargada del entrenamiento de los Pájaros de Lemb en Pinacecae.
Mi abuelo decía que conoció al mismísimo Lemb, el creador de
esta técnica. Y fue él quien le enseñó el arte de observar, escuchar y
comunicarse con los pájaros. Esto se transmite de padre a hijo pero parece que,
con mi abuelo, Lemb hizo una excepción. Mi padre, mientras vivía, llegó a
enseñarme lo básico. A observar y a llamar a las aves. Al morir mi padre mi
abuelo se hizo cargo de mi enseñanza, cosa que fue un honor. En ese momento
tendría veinte anillos, ahora tengo ciento sesenta.
Los primeros anillos de mi aprendizaje fueron duros, de
pequeño siempre fui muy curioso. Preguntaba por qué en lugar de cómo, cosa que a
mi abuelo no le gustaba, pero el siempre tuvo un alma de niño y me respondía
sin chistar, hasta cierto punto. Más adelante fui aprendiendo con mayor facilidad
y ya a los 36 anillos pude enviar mi primer pájaro a la colonia vecina de Lanval.
Aún recuerdo el mensaje, “Tenemos un nuevo mensajero. Abies Cedrus ha
finalizado su entrenamiento”. Esa misma noche se organizo una fiesta, como es
costumbre, y ahí conocí a la que actualmente es su madre. Pero esa es otra
historia.
Como dije anteriormente, en ese tiempo las colonias estaban
dispersas entre los 5 continentes y muy a menudo recibíamos mensajes en los que
se informaba el riesgo que corrían las colonias del norte. Por esa época el hombre
empezó a aniquilar indiscriminadamente a cientos de los nuestros y mi abuelo,
muy preocupado, se dispuso a encontrar una solución.
Y así fue como después de quince noches y un día el sabio
Yredik decidió que la respuesta la tenían los pájaros. Nosotros no podíamos
comunicarnos directamente con el ser humano, así que desde entonces miles de
Pájaros de Lemb viajan todos los días a ciudades, pueblos y a cada rincón poblado por el hombre
intentando descifrar este lenguaje desconocido. Desde que murió mi abuelo sigo
intentando decodificar su idioma, sin suerte.
Quizás hagan falta muchas generaciones del calendario humano
para que este concientice y se dé cuenta que desde hace ya más de 400 anillos
que intentamos solucionar este problema. Yo les pido hijos míos que ustedes
sigan luchando, sigan buscando una solución a este conflicto que se lleva a
tantos de los nuestros año tras año, día tras día. Pobre del humano que no
puede observar, escuchar y comunicarse con los Pájaros de Lemb.
Me gustó mucho la idea del cuento. Una de las cosas que más me atrajo del cuento por como elegiste describir la vida de los árboles, esto de los anillos en vez de los años o como se comunicaban entre todos. Lo que también me llamó la atención fue la moraleja final de la historia. Como los humanos destrozan a sus compañeros. Me gustó mucho como está escrito y disfruté leyéndolo.
ResponderEliminarMilena Insua Szulman
Me gustó mucho la idea del cuento. Una de las cosas que más me atrajo del cuento por como elegiste describir la vida de los árboles, esto de los anillos en vez de los años o como se comunicaban entre todos. Lo que también me llamó la atención fue la moraleja final de la historia. Como los humanos destrozan a sus compañeros. Me gustó mucho como está escrito y disfruté leyéndolo.
ResponderEliminarMilena Insua Szulman
Me dio una onda de El Señor de los Anillos, creo que por los nombres y por los arboles parlantes, capaz es algo mio. Al igual que Milena la forma de relatar los años como anillos me pareció original. Está bien relatado, eso también me gustó.
ResponderEliminarCamila Costa
Juan: excelente hallazgo el de la voz narrativa, a la que dotás de un tono y una intencionalidad que resultan muy atractivos y adecuados a los hechos y contexto del relato. Además, el personaje conmueve y genera empatía; creo que ganaría en fuerza si incorporaras algunos datos más sobre los árboles y sus colonias. ¿Qué recursos podrían enriquecer el relato y provocar la sensibilidad de los lectores?
ResponderEliminarA diferencia de Milena, me desconcertó el último párrafo porque se torna demasiado explícito y didáctico, cae la intensidad narrativa, no conmueve.
Rever uso de puntuación, conectores, construcción de párrafos y de algunas oraciones.
¡Muy buen trabajo!
Nota: 8
Ya te lo comenté, pero la idea me parece buenísima. El personaje principal está muy bien armado, por la forma de relatar y la personalidad. Es una historia que resulta verosímil a pesar de no ser realista. Me gusta mucho.
ResponderEliminarLola López
me gusta como esta relatado, no entendi cuando dice "envie a mi primer pajaro", esta bueno cuando te das cuenta de que el que narra es un pajaro porque no lo sabes desde el inicio, muy bueno
ResponderEliminarMe encanta como relataste el cuento. La importante enseñanza que deja sobre cómo los humanos destruímos la naturaleza (en este caso los árboles) es muy interesante e invita a reflexionar, además de aportar otro curioso punto de vista.
ResponderEliminarLudmila Corvalán
Me encanto la idea. Me gustó mucho como jugaste con los datos relacionados con los árboles. Y en cuanto al narrador me parece que esta muy bien logrado.
ResponderEliminarTomás Barbajelata
Me encanto la idea. Me gustó mucho como jugaste con los datos relacionados con los árboles. Y en cuanto al narrador me parece que esta muy bien logrado.
ResponderEliminarTomás Barbajelata