Cuando un estudio cinematográfico lanza una película basada
en un libro o novela que leímos previamente y nos gustó recurrimos a hacer 2 cosas: comprar la
entrada para verla lo antes posible o directamente rehusarnos a verla por el
miedo a que esta película sea terrible y termine arruinando las historia que
nos atrapó tiempo atrás.
Generalmente estas películas modifican drásticamente la
trama de la obra enfureciendo así a los lectores previos. También ocurre que
este libro, del cual fue basada la película, no fue leído por un gran número de
personas que, finalmente, prefieren la película a la obra literaria. Pero, ¿Por
qué se produce este cambio drástico en la trama? Este cambio en la trama se
debe principalmente a que al momento de hacer una película hay ciertos límites con
el tiempo, límites que en una novela no se presentan, por lo tanto, esta tendrá
muchos más detalles y hasta situaciones que la película.
Al leer generamos, inconscientemente, imágenes de aquello que
leemos. Imaginamos rostros, voces, situaciones y lugares. Lo que hace la
película es dar una imagen visual a todas estas imágenes que cada lector fue
generando.
En el caso de “El Lector” no creo que exista un gran cambio
en la trama. Hay modificaciones en la forma en que es narrada la historia, cosa
obvia e ítem más que importante al momento de plantearse crear un proyecto
basado en una obra literaria. Este cambio está muy bien logrado. Personalmente
sentí cambios en la historia con respecto a lo que tenía en mi cabeza al leer
el libro. Por ejemplo Michael; yo lo imaginaba mucho más delgado y con el pelo
corto. También noté que, en la película, el viaje que hacen Hanna y Michael en
bicicleta resulta un viaje común, es decir no fuera de lo normal. Al leer la
novela este viaje es mucho más significativo, notas la preocupación de Michael
para con Hanna y lo mucho que la quiere.
La parte que más me gusto de la película fue cuando Hanna
está en la cárcel y recibe las cintas de Michael que, gracias a ellas, logró
aprender a leer y a escribir. Ese lapso desde que pide el primer libro hasta
que escribe la última carta. Esta parte fue la que más de pareció a lo que yo
me imaginaba al leer la novela. Hanna, como anciana, aprendiendo a leer y escribir detrás de
un escritorio en su celda. Así fue como la imagine y así fue como apareció en
la película.
Generalmente las imágenes que creamos en nuestra cabeza al
leer algo no coinciden con lo que sale luego en las películas y eso es lo
lindo, cada persona genera de diferente forma estas imágenes. Estos rostros,
movimientos, lugares y situaciones.
Juan Costa Viaggio
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