Quizás si
mi edición de ‘’El lector’’ no tuviese en la tapa escenas de la película, yo
hubiese imaginado libremente a los personajes. Sin embargo, en mi portada sólo
se alcanza a ver las caras de los personajes, lo que me permitió crear en mi
mente la contextura física.
En la
literatura, creo yo, es el autor el que toma las decisiones y no depende de alguien más. En el cine es al
revés, es un trabajo colectivo y dependen los unos de los otros. Por lo tanto,
creo que la interpretación del que hace de Michael, en el film, no le llega ni
a los talones al Michael literario. Este último es más reflexivo, filosófico y
pensativo. El libro, además, invita constantemente a reflexionar (y a
incomodar), por ejemplo, cuando Hanna le pregunta al juez:
-
A ver, ¿qué habría hecho
usted en mi lugar?
Quizás el hecho de que esté plasmada
esta pregunta sobre el papel, lo hace más visible y cuestionable, a que esté en
una pantalla.
Después del pasado oscuro de Hanna, en
la película me conmovió más. Me generó pena y de algún modo especial la ‘’perdone’’.
Su ingenuidad ante la incomprensión de que las demás acusadas querían acusarla
sólo a ella y su vergüenza por su analfabetismo, me terminaron por conmover.
Creo que una de las partes más
impactantes es cuando Hanna se suicida, en el libro tuve que detenerme a pensar
un rato. Aparte, cuando Michael la describe muerta, es realmente perturbador
pero a la vez frío e indiferente. En el caso de la película, esta escena, no me
impactó en lo más mínimo, tal vez porque ya lo había leído.
Pienso que en la película pasan por
alto algo importante que es el cuestionamiento que se hace Michael con respecto
a lo que callaron y no se plantaron ante el Tercer Reich.
Pero claro está, que esta es sólo una
interpretación.
Joaquín
Campano
No hay comentarios:
Publicar un comentario