A veces se hace difícil la idea de pensar en tantos países,
culturas, tradiciones, idiomas, todo mezclado en un mismo lugar, Argentina. Es tanta la gente nativa de estas tierras y la gente que vino de distintas partes del mundo, ya sea de un país vecino o un país
al otro lado del océano, que ahora se
encuentra conviviendo junta recordando, o no, sus orígenes.
Buscar el pasado de nuestras raíces es como un viaje en el
tiempo en el que podemos llegar tan lejos como nos propongamos. Es así que mi padre
nacido en Chivilcoy es hijo de argentinos, que fueron hijos y hermanos de inmigrantes italianos
y libaneses que vinieron escapando del hambre y la guerra. Mi padre se conoció con
mi madre también nacida en Chivilcoy, con padres argentinos y abuelos vasco-franceses
e italianos que vinieron a este país con la primera oleada de inmigrantes a
fines del año 1800. Esta es una parte muy reducida de mi historia en la que se puede ver la influencia
de 4 países totalmente distintos pero todos ellos con un destino común.
Y acá estoy yo, nacida en capital federal, viviendo una vida
diferente a la que tuvieron mis padres en su ciudad natal, recibiendo una educación
que no se compara con la que tuvieron mis abuelos, absorbiendo una cultura que
no es la de mis antepasados inmigrantes, y así puedo seguir con infinitos
ejemplos llegando siempre a la conclusión de que somos producto de un mestizaje
de culturas en el que vamos dejando de lado ciertas cosas para adquirir nuevas. En este proceso en el que van surgiendo nuevas costumbres y
tradiciones deberíamos aprender a respetar al otro, porque al final todos
tenemos por lo menos una cosa en común y es el ser argentino.
Agustina Yapor
“así pues
ResponderEliminardesde este misterioso confín de la existencia
los otros me ampararon como árboles
con nidos o sin nidos
poco importa
no me dieron envidia sino frutos”
MARIO BENEDETTI
Gracias por compartir.