jueves, 2 de julio de 2015

Lucía Estevez- Noelia Maciel



Las semillas de mamón



El sol golpeaba fuertemente sobre su espalda. Lihué se vio obligado a dejar atrás todo aquello que conocía. Abandonaba con tristeza la tierra en la que había crecido, pues la guerra lo llamaba a servir. De nada serviría lamentarse, no podría volver hasta finalizar el conflicto, y esto tampoco era una garantía. Sin embargo, sus esperanzas no habían muerto, antes de su partida resolvió dejar las semillas.
En su vago camino por el desierto, mientras el sol abandonaba lentamente el cielo y la noche comenzaba a apoderarse del firmamento, los recuerdos afloraron en su mente cual mamones en verano.
En su ciudad cultivaba junto a su esposa, aquella dulce mujer que pronto pasaría sus días en soledad. Al mediodía su llanto no tenía consuelo, la despedida no podía extenderse más. Las últimas horas de pasión habían culminado y la partida era inevitable.
Entonces, revivió en él una sensación extraña, una mezcla de melancolía y satisfacción por saber que las semillas en unos meses darían fruto. Sin más, siguió su recorrido hacia la frontera.
En su andar tuvo un gran tropiezo, quizás el peor de su vida. Le ofrecieron probar de otra fruta y ciegamente aceptó. En medio del acto, ya sin poder detenerse, reparó en las semillas y en ese suelo fértil que una mañana había sembrado.
Bajo la tenue luz del sol y en el fragor del momento, Lihué y su amada disfrutaban del último encuentro, el que esperaban que sea así para ambos y que se repitiera algún día. La guerra sólo lograría separar sus cuerpos, el sentimiento seguiría intacto.

Un gesto de desazón invadió su rostro y un sabor amargo recorrió su boca, esa fruta tan tentadora había pasado a ser la más insípida. Ya sin desearla, se marchó. No había más tiempo para vacilar, sus pies lo estaban llevando quizás por un camino precipitado, sería cobarde e irresponsable no ir a la frontera, mas era menester escuchar su corazón.

1 comentario:

  1. La idea es interesante, con pasajes sensibles y muy bien escritos.
    Bien incluidos los indicios.
    Rever tiempo lineal. El racconto no rompe el tiempo cronológico.
    Nota: 8

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