Donde se piensa que todo está perdido
Está empezando a oscurecer. Ya no se donde estoy, y caminé tanto que no me importa. Tengo frío, el viento sopla muy fuerte y no hay nada en kilómetros que me ampare de él. En mi cabeza retumba una y otra vez la misma pregunta: ¿por qué? Pero no logró responderla, ni creo que nadie lo haga. Nunca volveré.
Dos meses atrás quizás alguien en Carmanta me hubiera podido decir por qué me estaban echando, o no, porque mamá y papá murieron cuando yo tenía 6 años. Yo me crié solo, solo con el odio de todo el pueblo encima, sin saber por qué. Creo que pensaban que yo traía mala suerte o que era un desgraciado, no lo se porque ahora estoy sentado en una piedra, ya con mucha hambre, bajo la noche fría, y escuchando las ramas de un árbol seco crujir tenebrosamente detrás de mí. Ya tengo diecinueve años, pero aún así estoy asustado.
Esta tarde, ya la sexta desde que salí por las afueras de Carmanta, vi a lo lejos a un hombre en el camino, parecía estar quieto. Tras unos minutos de caminar bajo el sol llegue a donde estaba el hombre. Era viejo, y no se por qué se me hacia tan familiar.
Sacó algo de su canasta y me lo ofreció:
-¿Qué es?- Pregunté
-Se llama cillus, es un fruto de una ciudad a pocos kilómetros de acá-me dijo el hombre, con una sonrisa simpática
-¿De donde?-
-De Carmanta, es hacia allá-
-Eso es imposible, ya no crece nada en Carmanta-
-Esta si, es muy rara, pero también muy especial, es capaz de dar vida donde se piensa que todo está perdido-
Nunca había visto una fruta parecida. La tome sin dudarlo, sabía que más adelante me iba a servir. le pregunte quien es y dijo -Solo un buen viajero que quiere ayudar-
“Un buen viajero”, no se porque eso me suena tanto. Le agradecí por la fruta, y antes de despedirme le pregunté hacia donde estaba el pueblo más cercano. Me dijo que se encontraba a 36 km hacia el este, y allí es hacia donde me dirigí.
Es un viaje muy largo en el que todavía sigo en camino. No tengo más comida, ya me comí el cillus. .
Estaba tan aburrido que comencé a distraerme con las semillas del fruto, las mordía, trataba de romperlas, hasta que en un momento las semillas empezaron a brillar. Tenían ese color verde claro que junto con la fuerte luz del sol del desierto me encandilaban. Algo raro paso, no se si fueron alucinaciones por el calor del desierto o que pero esas semillas comenzaron a multiplicarse, de dos pasaron a cuatro, y de cuatro a 6, hasta llegar a doce, allí se detuvieron. No tenía idea de que acababa de pasar.
-Qué haré con ellas?- me pregunté en ese momento. - Estoy en el medio de la nada, necesito buscar un lugar en donde plantarlas - lo que no pensé es en lo difícil que sería eso.
Ya camine demasiado en este desierto sin conseguir frutos de mis esfuerzos, bastantes semillas se me cayeron de la mano sin darme cuenta gracias a la debilidad que tengo por hambre y sed. Y acá estoy, sentado en una piedra, perdido entre dunas que nunca vi en mi vida ni imaginé que iba a ver, tan lejos de mi hogar, pero ya no es la rama del ultimo árbol seco que queda lo que escucho, es algo más… vivo.
Me doy vuelta y no puedo creer lo que estuvo pasando detrás mío toda esta tarde mientras hacía una reflexión de mi día. Las semillas que se me fueron cayendo en el camino crecieron en horas. Ahora delante mio no solo tengo un desierto con dunas y un ultimo árbol seco, También tengo un largo camino de cultivos con frutos ya maduros. Acá termina mi mala suerte, esa que tengo desde los 6 años por alguna razón y por la que el pueblo me odia tanto. Después de trece años de sequía se volvió a ver vida donde se pensaba que todo estaba perdido. Voy a volver como un héroe y honrar el nombre de mis padres: una amable campesina y un buen viajero. “Un buen viajero” no se porque eso me suena tanto.
Repensar cómo utilizan indicios y cómo se rompe el tiempo. El recurso empleado es racconto y no flash-back.
ResponderEliminarRever el uso vacilante de los tiempos verbales, fundamental en este tipo de relato, y la construcción de párrafos.
No resulta verosímil el encuentro con el padre, ya que nada prepara al lector para que sea el padre del protagonista; demasiado brusco.
Revisar repeticiones innecesarias y ortografía.
Nota: 7