viernes, 11 de septiembre de 2015

Alicia - Más que humano

Alicia - Más que humano - Ludmila Corvalán - Candela Miller - Gisela Meneces
Ya sabía quién era cuando escuché a Miriam gritar en el piso de abajo. Gerry ya se había presentado anteriormente en mi casa. Me había comunicado que Lone los había mandado conmigo. También me contó de su muerte, aplastado por un árbol. Lone… lo había conocido tiempo atrás. Él me había hecho un favor. Me ayudó a buscar mis propias respuestas. Él, Lone…
Bailo en el viento, en el bosque, al aire libre. Estos momentos son de pura libertad, solamente míos. De la nada, veo a un hombre salir de entre los árboles y venir hacia mi. Me inunda una sensación de miedo, ira e inseguridad. No puedo moverme, estoy totalmente petrificada. Me pregunta si leo libros. Me pide que lea libros para él, Lone. No quiero. ¿Por qué haría algo que un hombre sucio y completamente desconocido me dice?  Me siento presa, no me deja ir. Me golpea, cedo. Sus ojos se encuentran completamente fijos en mí: los percibo, sin embargo, no puedo verlos completamente. Sé que ruedan. Comienza a leer los títulos que se encuentran en mi cabeza. No, no sabe leer. En realidad observa lo que yo sé de los libros. Le comento de la telekinesis, la teleportación, de la Gestalt. Me ordena que lea mucho. Lone aparta sus ojos de los míos y siento que algo se quiebra. Pierdo el equilibro y me encuentro de rodillas. Él se interna en el bosque sin mirar atrás, yo, recojo mis ropas y me dirijo a casa. Sabía que iba a leer, sabía que iba a volver, sabía que nunca volvería a bailar.                         
Bajé inmediatamente para encontrarme con dos negritas iguales, una niña más normal, Gerry, y una cosa. Miriam se encontraba totalmente exaltada, tomando en brazos a una de las mellizas. De un momento al otro, la negrita ya no estaba. Comencé a mirar alrededor, para encontrarla sentada en las escaleras, completamente desnuda. Miriam se desplomó, mientras que la otra melliza tomaba el vestido de su hermana y corría hacia ella. No podía creer lo que estaba viendo, y tomé un momento para pensar en lo que estaba pasando. Traté de parecer lo más calmada posible y le pregunté a Gerry que era la cosa que traía en brazos, me respondió que era un bebé. Realmente no sabía qué clase de bebé podría ser eso. Luego de que Miriam reaccionara, le pedí urgentemente una palangana con agua caliente y jabón, no podía dejar que esas desagradables criaturas vivieran bajo mi techo así de sucios como estaban.
Muy lentamente los días fueron pasando. Los niños comenzaron a ser más obedientes y respetuosos. Mantuve alejadas lo más que pude a las mellizas poniendo en práctica lo que mi padre me había dicho en la infancia. Todavía recordaba cada preciso detalle de sus enseñanzas.
¡Esos hombres sucios! Mi padre me había advertido de las consecuencias que el contacto con estos seres tan venenosos podría llegar a implicar. Evelyn cayó en la trampa. Yo le había advertido del amor, que es una enfermedad, algo malo. Sin embargo, no fue suficiente. La vida de mi hermana y la de mi padre fueron robadas por un momento de locura. Él, tan obsesionado con la pureza de Evelyn, y ella tan inocente. Vivió en un mundo completamente distinto al mío, pero a la vez tan igual. Tal vez, si Evelyn no hubiera desobedecido a nuestro padre, seguiría viva. Por eso, seguiré cumpliendo con todo lo que él me dijo.
   Les enseñé todo lo que yo sabía. Pasaban ya sus días sin casi ningún problema, dibujaban, estudiaban, jugaban. Eran casi normales.
Sin embargo, si no podía mantener alejadas a las niñas, la mejor opción para mantener el equilibro en la casa, sería alejar a la cosa de nosotros. Así que, lo mandé lejos, con niños iguales a él, con sus mismos problemas. Esto creó un gran descontento en los niños. Aparecieron en mi habitación amenazándo y gritando. Intenté explicarles, pero ellos no me entendían, no entendían mis razones. Finalmente, lo hice, traje de nuevo al bebé y luego de unos días todo volvió a la normalidad.  
  Una noche, desperté sintiendo pasos en mi habitación. De repente, dos manos se posaban sobre mi cuello. Lo único que pude ver, lo último que vería en mi vida, fue a Gerry, e infinita oscuridad.     

1 comentario:

  1. Muy bueno, chicas! Me gustó particularmente cómo lograron resumir los hechos de la vida de Alicia en un texto corto y no olvidaron mencionar nada (faltarían un par de renglones, no más, para explayar los detalles de las enseñanzas del padre. Por un lado, porque lo mencionan y por otro, para incluir esa parte de la vida de Alicia que casi no figura... con algún ejemplo nombrado al pasar sería suficiente).
    No me cierra mucho la relación entre las enseñanzas del padre y el baño de los niños... lo entiendo como una interpretación/lectura de la novela de parte de ustedes -totalmente válida-, pero dado que no es tan obvia, necesitaría un poquito más de desarrollo.
    Finalmente, muy bien introducidos los flashback: 100% cumplida la consigna por ese lado. Hay algún temita de consecutio temporum (correlación de tiempos verbales) en el segundo párrafo, faltan algunas tildes y se podrían discutir algunos puntuación.
    Nota: 8

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