Después de un trabajo que comenzó con la lectura de los microrrelatos, siguió con el análisis y concluyó con la escritura, vinieron sus propios cuentos editados. Hubo juegos de palabras, intertextualidad, humor, ingenio. Estuvo el compromiso de muchos, el de los que asumen cada tarea con entusiasmo y ganas de experimentar, encontrar su propia voz, avanzar con la literatura hacia sí mismos. También, los que se limitan a cumplir sin exigirse, ni reflexionar en los sentidos de cada actividad o dejarse modificar por lo que leímos y compartimos en el aula y en el blog; sin embargo, tienen mucho talento y será una maravilla cuando se decidan compartirlo. Los leí a todos, con ganas. La reescritura sigue siendo una actividad en la que deben perseverar y encontrar las claves para aprender. Además, no descuidar, al momento de publicar, la revisión de aspectos como la ortografía, ya que muchos la pasaron por alto. Me hicieron reír y emocionar; me sorprendí, me desconcerté, me quedé con ganas y las ganas se transforman ahora en nuevas ideas que irán apareciendo en próximas propuestas. Porque queda mucho por hacer, por leer, por escribir, por crear.
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